Un par de cursos programados aún no han recibido el ok del gobierno porteño, por ejemplo para capacitar docentes en prevención de homofobia, algo que al parecer no resulta prioritario. El 17 de mayo en la Legislatura nuestra intervención fue en el mismo sentido: el dediscutir en las aulas ciertas formas naturalizadas de poder masculino heterosexual que se presenta como "normal" y que sin embargo podríamos preguntarnos que tan normal es que sean varones heterosexuales quienes terminen con la vida de cientos de mujeres al año, quienes pagan por prostitución, quienes abusan de menores... La intervención en la Legislatura tuvo que ver con cuestionar esa masculinidad violenta.
Se puede acceder a la intervención de Luis De Grazia, coordinador del Área Jóvenes de la CHA
dejamos nuestra intervención completa al pie.
Patriarcado, lesbofobia, violación, violencia, femicidio, son nuestras denuncias y son diariamente lo que vemos y oímos en los medios de comunicación. Caminamos por calles en las que los teléfonos, marquesinas, tachos de basura ofertan fragmentos de mujeres. La violencia es constante en nuestras sociedades, hacia las mujeres en general y hacia las lesbianas en particular, al punto de que si no cumplimos la fantasía masculina y heterocentrada, somos calificadas de tortas, histéricas o putas.
No podemos entender el crimen de Natalia Gaitán o el abuso de la adolescente de Villegas sino es en el marco esta masculinidad violenta. En la escuela, sabemos que con lucha, hemos logrado que se enseñe una educación para la ciudadanía, dentro de la cual los derechos humanos pueden ser enseñados desde la perspectiva de los derechos de las mujeres. Aunque con falencias también tenemos una Ley de educación sexual integral que pone de manifiesto los cruces de sexo, género y sexualidad más allá de que el énfasis sea prevenir los embarazos no deseados o las enfermedades de transmisión sexual. Pero eso no alcanza si los ciudadanos formados siguen siendo machos violentos.
Necesitamos que la escuela, comience a discutir masculinidad hegemónica. Enseñar a los pibes y a las chicas a leer estas noticias de forma crítica, a entender el acceso por precio de las mujeres como una forma de violencia, a comprender la heterosexualidad como una orientación sexual más que no implica “normalidad”.
En estas semanas en las que se discute el matrimonio entre personas del mismo sexo, hemos podido escuchar expresiones lesbofobicas y homofobicas diversas. Pero tal vez no debamos detenernos a explicar nuestro deseo, orientación sexual ni justificar nuestra existencia, las de lesbianas, gays, transgéneros, sino discutir heterosexualidad como régimen político, la heterosexualidad obligatoria. Discutir el poder naturalizado de los varones heterosexuales sobre todas las demás expresiones de sexo, género y sexualidades diversas. Es hora de que se apliquen las leyes que ya tenemos y de avanzar en leyes que restrinjan los abusos de varones, por ejemplo en la exposición de las mujeres de forma violenta o degradante. Los medios de comunicación gráficos que se horrorizan del abuso en Villegas son los que publican en el rubro 59 ofertas de jovencitas, bebotas, “nuevitas”…
La lesbofobia es una expresión de machismo y misoginia, que podemos transformar a partir de una educación sin armarios y medios de comunicación comprometidos con los derechos de las mujeres.
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