Los encuentros de mujeres son maravillosos. Precisamente por eso, porque permiten encontrarnos. En Paraná, en el XXV Encuentro Nacional de Mujeres, caminando por improvisada feria en la lesboplaza me topé con un hallazgo desobediente y feliz. Una muñeca de trapo con la panza transparente por la que se ve un bebé también de trapo. La muñeca puede parir al bebé a través de sus genitales, amamantarlo, y acunarlo con un abrazo hecho de velcro. Arrodillada como yo e igual de fascinada, una nena experimentaba obsesivamente una y otra vez el acto de hacerla parir. Decía que quería jugar con “la mamá de verdad”.
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