Lidia Cacho:” Yo soy feminista, desde niña lo tengo claro”
Cuando miramos hacia atrás en la historia y vemos que la militancia en los setenta el ir de putas estaba mal visto… no nos queda otra que preguntarnos: ¡¿pero qué nos pasó??? Lo que pasó es que nos pasaron 40 años de industria pornográfica por encima.
LA ESCLAVITUD SEXUAL DE LAS MUJERES SE SUSTENTA EN LA PROPAGANDA PORNOGRÁFICA
Y por eso se naturaliza. Seleccionamos algunas partes de la entrevista de Liliana Viola a Lidia Cacho, y compartimos algunos comentarios desobedientes y felices inspirados en ella
La trata de mujeres para prostitución se ha potenciado a nivel comercial como nunca en la historia porque, en vez de tenernos esclavizadas haciéndonos adictas al opio, la heroína o la marihuana y el alcohol (que igual sigue sucediendo) ahora TAMBIÉN SE NOS ENTRENA CON PORNOGRAFÍA para someternos inculcándonos UNA SEXUALIDAD MACHISTA.
“La prostitución es un producto cultural. Siglos atrás, cuando a las mujeres se les consideraba seres inferiores y sin derechos, el patriarcado estipuló que el placer sexual es eminentemente masculino y que la obligación de proveerlo es eminentemente femenina. Así heredamos esta visión arcaica de que los hombres son como animales incapaces de controlar su libido (yo no creo que lo sean) y que las mujeres son a la vez provocadoras de esa libido incontrolable y corresponsables de la violencia que reciben a raíz de esa supuesta incapacidad masculina para controlarse. Lo cierto es que la cultura ha asimilado la violencia sexual como algo inevitable y tanto hombres como mujeres de todo el mundo justifican diariamente la existencia de esclavas sexuales* como un método para evitar que las “mujeres buenas y decentes” sean violadas. En ese contexto la prostitución nace como un producto comercial en que las mujeres y niñas están a la venta para facilitar la vida de los hombres”.
Los tratantes, dice Lidia,- y agregamos, los prostituyentes y tod@ aquel incaut@ que no reflexione sobre el tema porque le resulta incómodo pensarlo-, se han montado en la ola de la libertad sexual y han logrado construir un discurso posmoderno, con la desgraciada ayuda de algunos intelectuales y feministas, en el que la esclavitud es supuestamente una opción.
Este discurso hace de la prostitución un sistema de esclavitud perfecto porque alega que las mujeres tienen la voluntad de ser objetos de placer a voluntad de un tercero.
Se me ocurre un ejemplo autóctono de irresponsabilidad ética de las intelectuales. En el Encuentro Nacional de Mujeres del año pasado, encontramos a una troupe de estudiantes de antropología y otras carreras afines respaldando la noción de que la prostitución es un trabajo como cualquier otro y que en realidad es nuestro prejuicio de moralismo pacato el que no podamos entenderlo. Es difícil de creer que realmente estén hablando en serio cuando sostienen orgullosas, como si estuvieran jugando una cruzada por la liberación sexual, que la explotación en cualquier trabajo está en pie de igualdad con el hecho de la situación de vulnerabilidad de ser penetrada una y otra vez por vagina, ano, boca, oreja. Salir de la prostitución es complejo, y puede haber un montón de discursos contradictorios hasta que finalmente se puede decir que estás afuera. Pero es un recorrido. Ahora, ¡¿que estudiantes de ciencias sociales no puedan (o no quieran) entender el papel constitutivo de la sexualidad para el desarrollo pleno de una persona?!
Lidia Cacho en la entrevista, habla de este tema bien clarito: “Lo cierto es que ninguna de esas académicas y feministas vive de la prostitución forzada, sino de alentarla y justificarla, creando una gran confusión y descalificando a quienes la cuestionamos. Para mí este no es un asunto de moral sino de ética pública, si hubiera equidad real y opciones educativas y económicas millones de mujeres no estarían en condiciones de prostitución sino con UNA VIDA SEXUAL ERÓTICA PLENA Y LIBRE”
“No me extraña nada la actitud masculina, los hombres son también víctimas de estos valores culturales; lo que me extraña es que no seamos capaces de rebasar el viejo discurso de que la prostitución es un acto de libertad sexual, cuando millones de personas son víctimas de ese discurso mientras unas cuantas viven de él. La verdadera libertad sexual y erótica es que nadie se vea forzado a nada y que los hombres aprendan a relacionarse eróticamente desde la equidad, no desde la desigualdad”.
No se pierdan la entrevista entera de Liliana Viola
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