Aprovechamos el Día del Trabajador para stencilear en Congreso y Plaza de Mayo en contra de la naturalización de la violación cotidiana de los derechos de las humanas.
Que el trabajo no dignifica y que esa es una gran mentira para explotar a los trabajadores no convierte la prostitución en un trabajo. Decir que la esclavitud sexual de las mujeres, que la opresión de un género sobre otro, que el acceso por precio al cuerpo de las mujeres es trabajo, no sólo es una mentira, es una violencia cotidiana sobre todas las mujeres, sobre las que deben pararse en la esquina, sobre las que están sometidas, recluídas en privados y whiskerías y sobre todas en general... No toleramos que ninguna mujer sufra la violación cotidiana de sus derechos. Somos mujeres, somo humanas.
LA PROSTITUCIÓN NO ES TRABAJO.
Clarín hizo mención de nuestra intervención callejera en su crónica del acto.
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